Nuestra escuela se caracteriza fundamentalmente por una propuesta pedagógica constructivista, abierta, flexible y dinámica; desde una mirada crítica de los hechos y procesos que en ella se generan. La misma se configura a partir de reconocer y aceptar la heterogeneidad y la diversidad de elementos significativos emergentes en este contexto. El proceso vivido por la Institución, incidida por la necesidad de concretar un grado de adecuación respecto a las exigencias del Sistema Educativo y del contexto socio – histórico – cultural, encuentra espacios para la transformación, la innovación, la recreación y el fortalecimiento permanente de las propuestas pedagógicas emprendidas. A su vez requiere para su comprensión de un abordaje multireferencial que pueda dar cuenta de ésta complejidad de hechos, procesos, relaciones, implicancias, contradicciones, etc.
El proyecto pedagógico de la Escuela sustenta una concepción de aprendizaje que va más allá de lo exclusivamente académico. Desde una perspectiva más amplia, consideramos que las interacciones que el sujeto realiza, en diferentes contextos del ámbito social y en la Institución con la intención de indagar la realidad, son instancias que posibilitan y favorecen la construcción tanto de conocimientos, como de modos de vinculación con los mismos. Por otro lado, sostenemos a la enseñanza como una actividad intencionada que implica por parte del docente la toma de decisiones que incluye lo pedagógico didáctico, pero que va más allá de esto, ya que implica también una posición respecto a los valores, ideologías, etc.
Desde las concepciones enunciadas sostenemos que la enseñanza y el aprendizaje, no se producen como relaciones de causa – efecto, sino que por el contrario, constituyen procesos integrales en los que interjuegan posiciones dialécticas y múltiples variables. Estas variables tienen que ver con los factores socio culturales en los que se encuentra inserta la Escuela y que influyen sobre la misma, la estructura del sistema educativo, el Proyecto pedagógico Institucional en el que confluyen, la concepción de gestión de la Escuela, las formas de planificar, la selección, presentación, estructuración y apropiación de los contenidos, las estrategias didácticas, las formas de evaluar, etc. y por sobre todo, las historias personales y las condiciones de los sujetos que enseñan y que aprenden.
En este sentido la Escuela continuará centrando su accionar en el protagonismo de los niños, niñas y adolescentes en los procesos de enseñanza-aprendizajes y en la profesionalización docente. Por tanto, el mismo estará orientado por un lado hacia la “formación de sujetos críticos”, en cuyo desempeño evidencien autonomía y co-determinación, capacidad para justificar y autoevaluar su desempeño, defender ideas propias y respetar la de otros; tener iniciativas, responsabilidad y compromiso en el ejercicio de su libertad, respetando a los otros como diferentes y llegando con ellos a consensos a través del accionar intersubjetivo, o sea, capaz de transformarse y transformar la sociedad a través del compromiso con ella. Por otro lado, los Docentes constituidos en equipos de trabajos pondrán en juego su capacidad de autocrítica y apertura al cambio, teniendo en cuenta la trascendencia social de su rol. También se proyectarán como protagonistas y auto gestores de su crecimiento profesional, como facilitadores de espacios de reflexión, participación, intercambios, etc. en el aula y en la Institución, movilizados por la indagación permanente sobre la relación dialéctica entre práctica y teoría.
En este contexto, el conocimiento es considerado como el producto perfectible de un proceso de construcción socio-histórico-cultural. Así el abordaje del objeto de conocimiento se realiza mediante el contacto con la realidad, a través de la indagación de cómo se produjeron los conocimientos, la interacción con personas que lo producen, con fuentes escritas de información científica, etc. Esto supone también instancias de interacciones que establece el alumno con el grupo de pares, con los docentes, con la comunidad educativa en general, con instituciones y personas del medio social próximo, etc. Si bien, no consideramos al conocimiento como verdades absolutas, sostenemos que la escuela debe aproximar al niño a la construcción de conocimientos social y culturalmente válidos; entendiendo por cultura tanto las valoraciones, los objetos y hechos diversos, estilos de vida, etc. que los hombres construyen en interacciones permanentes y modificadoras con los otros y con la realidad. Implica el desarrollo de los grupos y de los individuos, de sus fuerzas creadoras, de sus necesidades y formas de comunicación. Consideramos que nuestros estudiantes pueden acercarse y apropiarse de ellos en forma consciente y segura, constituyéndose en constructores de significados culturales, nutriéndose de la realidad inmediata en la que van construyendo su identidad.